UNAMUJER
Este nombre es inspirado en unas siglas dibujadas por el Presidente Chávez en el II Encuentro de Solidaridad Internacional con Venezuela "Con Justicia y en Paz Construimos la Esperanza". Abril del 2003.
El proceso revolucionario bolivariano, requiere hoy más que nunca el fortalecimiento de la unidad de las diferentes organizaciones que lo integran. Las mujeres venezolanas, visibilizadas en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, están participando protagónicamente en la construcción y defensa de este proceso y al mismo tiempo elevan su conciencia sobre la importancia de que sus derechos, establecidos en la Constitución, se concreten en la realidad, en consecuencia es imprescindible que las diferentes organizaciones de mujeres se unan sin perder sus identidades, su organización y sus actividades propias para trabajar en una plataforma común.
Esta unión logrará la unificación de esfuerzos y la unidad de criterios para dar respuesta a los retos que el momento histórico nos demanda.
Hoy más que nunca, cuando nuestra patria y nuestro proceso están siendo amenazados con la intervención extranjera, es fundamental la unidad del pueblo y en avanzada la unidad del movimiento de las mujeres.
El proyecto bolivariano ha develado la contradicción entre la soberanía y autodeterminación del país y las apetencias colonizadoras del imperio del Norte. Del mismo modo lucha por resolver la contradicción entre la gran mayoría excluida y una minoría oligárquica que ha gozado de todos los privilegios en la sociedad venezolana. Situaciones que el Presidente Chávez destaca en sus políticas, cuando plantea la defensa de la soberanía y la autodeterminación frente al imperio y la necesidad de una Venezuela, sin excluidos, con igualdad de derechos y sin discriminación.
Desde el mismo momento en que el imperio español pisó nuestras tierras encontró la resistencia de las mujeres y los hombres de este continente. Hoy cuando el imperialismo norteamericano actúa como una fuerza hegemónica mundial, interviniendo en los pueblos, pisoteando su soberanía, estrangulando su economía, violando sus derechos humanos, el presidente Hugo Rafael Chávez Frías, junto a su pueblo y los pueblos de América Latina y el Caribe hace oír su voz en la defensa de una sociedad democrática, participativa y protagónica que consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, impulsando la integración de nuestros pueblos, de acuerdo con el principio de la autodeterminación, garantizando un desarrollo económico social, que permita a las fuerzas progresistas de Venezuela, América Latina y el Caribe, demostrar que otra América es posible.
DESTINO HISTÓRICO DE LA MUJER
“ Es la historia la gran maestra de la humanidad, ella nos enseña las buenas y malas acciones de las generaciones que nos antecedieron”.
Estas palabras fueron pronunciadas en un discurso del Alférez Hugo Rafael Chávez Frías en 1975. Acudimos hoy, a esa gran maestra, la historia, para explicar como siendo la mujer y el hombre la esencia misma del género humano sus relaciones fueron intervenidas por un fenómeno social ajeno a su propia esencia, como fue la formación de las clases sociales, que trajeron como resultado la explotación, desigualdad, la subordinación y la discriminación.
Pero dejemos que sea el gran sabio Federico Engels quien nos explique como llegamos a la más terrible de las injusticias históricas, es decir, la subordinación y discriminación de la mujer por su compañero natural el hombre. Citamos a Engels:
“La esclavitud había sido ya inventada, la fuerza de trabajo del hombre no produce aún excedente apreciable sobre sus gastos de mantenimiento. Pero al introducirse la cría de ganado, la elaboración de los metales, el arte del tejido y, por último, la agricultura, las cosas tomaron otro aspecto. Sobretodo desde que los rebaños pasaron definitivamente a ser propiedad de las familias.
Convertidas todas estas riquezas en propiedad particular de las familias, y aumentadas después rápidamente, asestaron un duro golpe a la sociedad fundada en el matriarcado”. (…) Quedaron abolidos la filiación femenina y el derecho hereditario materno, sustituyéndolos la filiación masculina y el derecho hereditario paterno. (…) El derrocamiento del derecho materno fue la gran derrota histórica del sexo femenino en todo el mundo. El hombre empuñó también las riendas en la casa; la mujer se vio degradada, convertida en la servidora, en la esclava de la lujuria del hombre, en un simple instrumento de reproducción”
Han pasado siglos, milenios, revoluciones y mucha sangre ha sido derramada para cambiar muchas cosas, pero el dominio de los poseedores de grandes riquezas sobre los desposeídos modernos que son los trabajadores y las trabajadoras, y el dominio del hombre sobre la mujer en su esencia se mantienen todavía.
Es necesario reconocer que los hombres explotados y las doblemente explotadas mujeres no han soportado pasivamente la opresión, recordemos a Espartaco y a su compañera Varinia rompiendo el yugo del régimen esclavista, citemos también algunas pocas de las grandes mujeres a quien tanto deben los pueblos y quienes sobretodo inspiran a las mujeres luchadoras del presente.
Manuela Sáenz , La Libertadora del Libertador; Flora Tristán, La Paria; Rosa Luxemburgo, la gran revolucionaria polaca; Clara Zetkin, la creadora del Día Internacional de la Mujer; Josefa Joaquina Sánchez, la bordadora de la primera bandera venezolana; Josefa Camejo, mujer insigne de Paraguaná y tantas otras, hasta llegar a las heroínas del siglo XX venezolano: Argelia Laya; Eumelia Hernández y Olga Luzardo, una leyenda viviente, a quien la vida trajo hasta nuestros días, porque aún naciendo en el siglo XX, es una mujer del siglo XXI.
Es justo reconocer que las mujeres y los movimientos obreros del presente, luchan en mejores condiciones en relación con las luchadoras de los tiempos pasados, a Olimpe de Gouge la guillotinaron sus propios compañeros por presentar los derechos de la mujer y la ciudadana frente a los derechos del hombre y del ciudadano en la revolución francesa.
Nosotras las mujeres venezolanas conquistamos en 1999 una Constitución con lenguaje no sexista desde el primer artículo hasta el final, y poco a poco la sociedad aprende a reconocernos mujeres y hombres, ciudadanas y ciudadanos.
Estos logros presuponen un enorme compromiso, en primer lugar desarrollar, fortalecer y defender la revolución bolivariana, que los ha hecho posibles. La revolución bolivariana, que democratiza el saber y democratiza la riqueza, que reconoce el valor económico del trabajo del ama de casa, que convierte en precepto constitucional la protección de la paternidad y de la maternidad, y nos otorga el derecho a decidir los hijos y las hijas que podamos tener y mantener, principios que nos permiten hacer de las familias, no un matriarcado, como suele decirse que existe en nuestro país, sino unas familias basadas en la igualdad de derechos y deberes, las solidaridad, el esfuerzo común, la comprensión mutua y el respeto recíproco entre sus integrantes.
Así como Carlos Marx reconoció en la clase obrera, no una clase sufriente, sino una fuerza capaz de transformar su propia vida y con ella la de toda la sociedad, las mujeres estamos obteniendo hoy en la sociedad humana la victoria sobre el patriarcado, sobre su ideología, su lenguaje, sus instituciones, sus costumbres, tradiciones y valores.
De la misma manera, que no puede haber redención de la clase trabajadora si ella misma no se une y fortalece sus organizaciones clasistas, es difícil ganar la batalla histórica al sistema patriarcal, sin un movimiento de mujeres, unido, poderoso, con conciencia de clase, de género y de su destino histórico.
Ese movimiento en nuestro país es la UNIÓN NACIONAL DE MUJERES DE VENEZUELA (UNAMUJER).
La justicia, la igualdad, la felicidad del género humano dependen hoy día de que la sociedad reconozca la igualdad en la esencia humana de la mujer y el hombre, y en consecuencia reconstruya las familias, las naciones, la sociedad mundial, sin ninguna clase de explotación, discriminación ni subordinación.
Para construir el país que necesitamos, son indispensables la organización, la unidad y la comprensión de nuestros problemas, en el caso de las mujeres es importante saber que la discriminación y la subordinación no obedecen a las diferencias biológicas sino a una situación históricamente determinada, hay que entender que sin tomar conciencia de esa situación no podemos construir una sociedad diferente. Algunas mujeres asumen una posición individualista del problema y aseguran “yo no soy discriminada”, “yo he conquistado mi posición en la sociedad”, siempre debemos decir nosotras aunque en lo personal hayamos alcanzado posiciones relevantes.
La organización nos obliga a pensar en el colectivo ya que si no resolvemos la discriminación, vemos como naturales las injusticias antes citadas y no entendemos que gran parte de nuestra conducta está inmersa en los valores patriarcales.
Venezuela se enorgullece de la historia, compromiso y entrega de sus mujeres, no sólo de las que lucharon en nuestro proceso de independencia, sino también de todas aquellas que han podido romper los valores de sumisión que nos han sido impuestos. Los cuarenta años del puntofijismo dejó mujeres y hombres desaparecidos y muertos por la represión y persecución que se hizo a todos y todas, aquellas y aquellos que soñaron con un mundo mejor como el que estamos construyendo. De estas luchas se nutrió la Constitución con perspectiva de género, visibilización de la mujer y la consagración de sus derechos en todo su articulado.
Comprometidas con nuestras antecesoras, con las mujeres del presente y con las generaciones futuras, no tenemos otro camino sino la defensa de este proceso revolucionario. Entendiendo que la primera defensa de la revolución es la unidad en torno a su programa La Constitución y en torno a su líder el Presidente Hugo Chávez.
Sólo con una organización de las mujeres concebida unitariamente es posible derrotar las amenazas del imperialismo por una parte y conquistar la igualdad de la mujer sin discriminación ni subordinación en nuestro país.
Este nombre es inspirado en unas siglas dibujadas por el Presidente Chávez en el II Encuentro de Solidaridad Internacional con Venezuela "Con Justicia y en Paz Construimos la Esperanza". Abril del 2003.
El proceso revolucionario bolivariano, requiere hoy más que nunca el fortalecimiento de la unidad de las diferentes organizaciones que lo integran. Las mujeres venezolanas, visibilizadas en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, están participando protagónicamente en la construcción y defensa de este proceso y al mismo tiempo elevan su conciencia sobre la importancia de que sus derechos, establecidos en la Constitución, se concreten en la realidad, en consecuencia es imprescindible que las diferentes organizaciones de mujeres se unan sin perder sus identidades, su organización y sus actividades propias para trabajar en una plataforma común.
Esta unión logrará la unificación de esfuerzos y la unidad de criterios para dar respuesta a los retos que el momento histórico nos demanda.
Hoy más que nunca, cuando nuestra patria y nuestro proceso están siendo amenazados con la intervención extranjera, es fundamental la unidad del pueblo y en avanzada la unidad del movimiento de las mujeres.
El proyecto bolivariano ha develado la contradicción entre la soberanía y autodeterminación del país y las apetencias colonizadoras del imperio del Norte. Del mismo modo lucha por resolver la contradicción entre la gran mayoría excluida y una minoría oligárquica que ha gozado de todos los privilegios en la sociedad venezolana. Situaciones que el Presidente Chávez destaca en sus políticas, cuando plantea la defensa de la soberanía y la autodeterminación frente al imperio y la necesidad de una Venezuela, sin excluidos, con igualdad de derechos y sin discriminación.
Desde el mismo momento en que el imperio español pisó nuestras tierras encontró la resistencia de las mujeres y los hombres de este continente. Hoy cuando el imperialismo norteamericano actúa como una fuerza hegemónica mundial, interviniendo en los pueblos, pisoteando su soberanía, estrangulando su economía, violando sus derechos humanos, el presidente Hugo Rafael Chávez Frías, junto a su pueblo y los pueblos de América Latina y el Caribe hace oír su voz en la defensa de una sociedad democrática, participativa y protagónica que consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, impulsando la integración de nuestros pueblos, de acuerdo con el principio de la autodeterminación, garantizando un desarrollo económico social, que permita a las fuerzas progresistas de Venezuela, América Latina y el Caribe, demostrar que otra América es posible.
DESTINO HISTÓRICO DE LA MUJER
“ Es la historia la gran maestra de la humanidad, ella nos enseña las buenas y malas acciones de las generaciones que nos antecedieron”.
Estas palabras fueron pronunciadas en un discurso del Alférez Hugo Rafael Chávez Frías en 1975. Acudimos hoy, a esa gran maestra, la historia, para explicar como siendo la mujer y el hombre la esencia misma del género humano sus relaciones fueron intervenidas por un fenómeno social ajeno a su propia esencia, como fue la formación de las clases sociales, que trajeron como resultado la explotación, desigualdad, la subordinación y la discriminación.
Pero dejemos que sea el gran sabio Federico Engels quien nos explique como llegamos a la más terrible de las injusticias históricas, es decir, la subordinación y discriminación de la mujer por su compañero natural el hombre. Citamos a Engels:
“La esclavitud había sido ya inventada, la fuerza de trabajo del hombre no produce aún excedente apreciable sobre sus gastos de mantenimiento. Pero al introducirse la cría de ganado, la elaboración de los metales, el arte del tejido y, por último, la agricultura, las cosas tomaron otro aspecto. Sobretodo desde que los rebaños pasaron definitivamente a ser propiedad de las familias.
Convertidas todas estas riquezas en propiedad particular de las familias, y aumentadas después rápidamente, asestaron un duro golpe a la sociedad fundada en el matriarcado”. (…) Quedaron abolidos la filiación femenina y el derecho hereditario materno, sustituyéndolos la filiación masculina y el derecho hereditario paterno. (…) El derrocamiento del derecho materno fue la gran derrota histórica del sexo femenino en todo el mundo. El hombre empuñó también las riendas en la casa; la mujer se vio degradada, convertida en la servidora, en la esclava de la lujuria del hombre, en un simple instrumento de reproducción”
Han pasado siglos, milenios, revoluciones y mucha sangre ha sido derramada para cambiar muchas cosas, pero el dominio de los poseedores de grandes riquezas sobre los desposeídos modernos que son los trabajadores y las trabajadoras, y el dominio del hombre sobre la mujer en su esencia se mantienen todavía.
Es necesario reconocer que los hombres explotados y las doblemente explotadas mujeres no han soportado pasivamente la opresión, recordemos a Espartaco y a su compañera Varinia rompiendo el yugo del régimen esclavista, citemos también algunas pocas de las grandes mujeres a quien tanto deben los pueblos y quienes sobretodo inspiran a las mujeres luchadoras del presente.
Manuela Sáenz , La Libertadora del Libertador; Flora Tristán, La Paria; Rosa Luxemburgo, la gran revolucionaria polaca; Clara Zetkin, la creadora del Día Internacional de la Mujer; Josefa Joaquina Sánchez, la bordadora de la primera bandera venezolana; Josefa Camejo, mujer insigne de Paraguaná y tantas otras, hasta llegar a las heroínas del siglo XX venezolano: Argelia Laya; Eumelia Hernández y Olga Luzardo, una leyenda viviente, a quien la vida trajo hasta nuestros días, porque aún naciendo en el siglo XX, es una mujer del siglo XXI.
Es justo reconocer que las mujeres y los movimientos obreros del presente, luchan en mejores condiciones en relación con las luchadoras de los tiempos pasados, a Olimpe de Gouge la guillotinaron sus propios compañeros por presentar los derechos de la mujer y la ciudadana frente a los derechos del hombre y del ciudadano en la revolución francesa.
Nosotras las mujeres venezolanas conquistamos en 1999 una Constitución con lenguaje no sexista desde el primer artículo hasta el final, y poco a poco la sociedad aprende a reconocernos mujeres y hombres, ciudadanas y ciudadanos.
Estos logros presuponen un enorme compromiso, en primer lugar desarrollar, fortalecer y defender la revolución bolivariana, que los ha hecho posibles. La revolución bolivariana, que democratiza el saber y democratiza la riqueza, que reconoce el valor económico del trabajo del ama de casa, que convierte en precepto constitucional la protección de la paternidad y de la maternidad, y nos otorga el derecho a decidir los hijos y las hijas que podamos tener y mantener, principios que nos permiten hacer de las familias, no un matriarcado, como suele decirse que existe en nuestro país, sino unas familias basadas en la igualdad de derechos y deberes, las solidaridad, el esfuerzo común, la comprensión mutua y el respeto recíproco entre sus integrantes.
Así como Carlos Marx reconoció en la clase obrera, no una clase sufriente, sino una fuerza capaz de transformar su propia vida y con ella la de toda la sociedad, las mujeres estamos obteniendo hoy en la sociedad humana la victoria sobre el patriarcado, sobre su ideología, su lenguaje, sus instituciones, sus costumbres, tradiciones y valores.
De la misma manera, que no puede haber redención de la clase trabajadora si ella misma no se une y fortalece sus organizaciones clasistas, es difícil ganar la batalla histórica al sistema patriarcal, sin un movimiento de mujeres, unido, poderoso, con conciencia de clase, de género y de su destino histórico.
Ese movimiento en nuestro país es la UNIÓN NACIONAL DE MUJERES DE VENEZUELA (UNAMUJER).
La justicia, la igualdad, la felicidad del género humano dependen hoy día de que la sociedad reconozca la igualdad en la esencia humana de la mujer y el hombre, y en consecuencia reconstruya las familias, las naciones, la sociedad mundial, sin ninguna clase de explotación, discriminación ni subordinación.
Para construir el país que necesitamos, son indispensables la organización, la unidad y la comprensión de nuestros problemas, en el caso de las mujeres es importante saber que la discriminación y la subordinación no obedecen a las diferencias biológicas sino a una situación históricamente determinada, hay que entender que sin tomar conciencia de esa situación no podemos construir una sociedad diferente. Algunas mujeres asumen una posición individualista del problema y aseguran “yo no soy discriminada”, “yo he conquistado mi posición en la sociedad”, siempre debemos decir nosotras aunque en lo personal hayamos alcanzado posiciones relevantes.
La organización nos obliga a pensar en el colectivo ya que si no resolvemos la discriminación, vemos como naturales las injusticias antes citadas y no entendemos que gran parte de nuestra conducta está inmersa en los valores patriarcales.
Venezuela se enorgullece de la historia, compromiso y entrega de sus mujeres, no sólo de las que lucharon en nuestro proceso de independencia, sino también de todas aquellas que han podido romper los valores de sumisión que nos han sido impuestos. Los cuarenta años del puntofijismo dejó mujeres y hombres desaparecidos y muertos por la represión y persecución que se hizo a todos y todas, aquellas y aquellos que soñaron con un mundo mejor como el que estamos construyendo. De estas luchas se nutrió la Constitución con perspectiva de género, visibilización de la mujer y la consagración de sus derechos en todo su articulado.
Comprometidas con nuestras antecesoras, con las mujeres del presente y con las generaciones futuras, no tenemos otro camino sino la defensa de este proceso revolucionario. Entendiendo que la primera defensa de la revolución es la unidad en torno a su programa La Constitución y en torno a su líder el Presidente Hugo Chávez.
Sólo con una organización de las mujeres concebida unitariamente es posible derrotar las amenazas del imperialismo por una parte y conquistar la igualdad de la mujer sin discriminación ni subordinación en nuestro país.
2 comentarios:
quiciera que se promulgara una ley que a las madres que tengan un bebe de seis meses hasta 3 años minimo tengan el derecho de estar con su madre minimo 3 horas al dia en horas de mediodia para compartis estar pendiente de su alimento aqui en venzuela es dificil que uno tenga esas posibilidades si estas trabajando para una clinica o empresa
DE MI CONSIDERACION:
SOY MARÍA CRISTINA GARAY ANDRADE
ESCRITORA ENSAYISTA Y POETISA
AUTORA DEL
"DICCIONARIO DE LA DISCRIMINACION DE LA MUJER EN EL LENGUAJE"
Monte Grande – Buenos Aires – Argentina
ISBN 950-887-013-3 / LEY 11723
Editorial Argenta Sarlep S.A.
(1994)
ESTA ES LA DIRECCION DE MIS BLOGS DE POESIA Y EL DICCIONARIO, ADEMÁS DE MI GALERIA DE ARTE COMO DISEÑADORA POR SI GUSTA VISITARLOS
CUALQUIER INQUIETUD O CONSULTA DIRIGIRSE A MIS CORREOS
CORDIALMENTE
MARIA CRISTINA GARAY ANDRADE
http://mariacristinadesdemissilencios.blogspot.com/
http://www.agregarte.com/salas/maria_cristina_garay_andrade_1.php
http://mariacristinadiccionario.blogspot.com/
mgaray_andrade_420@yahoo.com.ar
desdemissilencios1@speedy.com.ar
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